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San Sebastián es un pueblo que un día se llenó de color, cuando sus calles comenzaron a vestirse con los tonos vibrantes de los hilos colgados al sol, para secarse antes de convertirse en tejidos elaborados en telares tradicionales de palanca, traídos desde España a finales del siglo XVII.
Este legado, que llegó en tiempos de la colonia, dio identidad a San Sebastián convirtiéndolo en un referente del arte textil salvadoreño y aunque hoy ya no cuelgan al sol los hilos de colores, sus piezas tejidas por artesanos locales son verdaderas joyas hechas a mano.
Auténticos artistas, mientras confeccionan telas de algodón o sedalina, parecen hacer música con cada movimiento. Sus brazos se coordinan con precisión: uno tira la lanzadera de un lado a otro, el otro baja el peine, y al mismo tiempo, sus pies accionan las palancas del telar. El resultado es un ritmo constante, casi hipnótico, que acompaña la creación de cada diseño sobre la tela.
¿Y cómo suena ese ritmo? Batan, batan, batan…
Se dice que, de ese sonido nace el gentilicio de “batanecos”, con el que se conoce a los pobladores. Aunque algunos aseguran que proviene del nombre de la primera tela tejida en la zona, llamada batan, lo cierto es que, el eco de los telares terminó por sellar la identidad del lugar: los ecos del batán, los ecos de San Sebastián.
En Eco Mayan, nos encanta compartir nuestra cultura y tradiciones. Por eso, llevamos a nuestros visitantes a este encantador pueblo, donde encontrarán desde hamacas sencillas o matrimoniales, hasta manteles, colchas, bolsos y muchas otras artesanías, todas elaboradas con amor, paciencia y una admirable destreza.
Durante el recorrido, conocerán el proceso del tejido: comenzando por encanillar los hilos hasta la elaboración de preciosas telas multicolor. Además, ahora se puede visitar la Terminal Turística, en un inmueble de gran valor arquitectónico, cultural y urbano, catalogado como Patrimonio Cultural Edificado. Este es un espacio creado para rendir homenaje a la rica historia textil de San Sebastián. Allí, los viajeros pueden admirar las diferentes creaciones de los artesanos, conocer de cerca la historia del pueblo y, si se animan, ¡probar su habilidad manipulando un telar de palanca! También ofrece a los visitantes una ludoteca y una cafetería para compartir momentos de esparcimiento entre amigos o familia.
San Sebastián no solo se visita, se vive… al ritmo del batán, entre colores que cuentan historias y manos que tejen identidad.